patrones glabelares

Hefestos five. 5 patrones glabelares para tratamientos con toxina botulínica

Artículo del Dr. Enrique Fernández Romero en SEPE

Introducción. Los músculos que interaccionan en el complejo glabelar y, por extensión, la frente y las cejas conforman muchas expresiones, entre las que destacan las que sugiere el ceño fruncido.

El objetivo del presente trabajo es identificar patrones generales de contracción para realizar tratamientos de relajación muscular de forma precisa con dosis ajustadas de toxina botulínica (TB) a cada uno de ellos para obtener mejores resultados.

Material y método. Se ha realizado un estudio clínico sobre 664 pacientes, 583 mujeres y 81 varones, identificando 5 patrones que, en orden de frecuencia, fueron: “V”, “U”, “convergente”, “omega” y “omega invertida”. Todos se han tratado con Abobotulinumtoxin A, ajustando dosis y sitios de inyección a cada patrón.

Resultados. Las inyecciones de TB, realizadas de acuerdo con el patrón asignado, han alcanzado resultados más naturales, durante más tiempo y con un alto grado de satisfacción para los pacientes. No se registraron efectos adversos, salvo los habituales, escasas equimosis y leves asimetrías.

Conclusiones. El tratamiento con TB tipo A es más eficaz y preciso cuando se identifican bien los patrones musculares de expresión, requiriendo menos puntos de inyección y con menores posibilidades de difusión hacia músculos adyacentes.

Toxina botulínica

Todos los pacientes del estudio han sido tratados con Abobotolinumtoxin A (Azzalure, 125 Unidades Speywood, Laboratorios Galderma, Madrid, España). En todos los pacientes se ha empleado la dilución del vial con 0,63 ml de suero fisiológico. Por esta razón solo se consideran las unidades en las que esta toxina viene titulada. No obstante, se ofrecen las equivalencias con las otras TBA autorizadas en España, basadas en consensos nacionales e internacionales, aunque no hay unanimidad (Tabla I).

Tabla I. Las toxinas comercializadas en España no son equivalentes entre sí. Las equivalencias que se indican están basadas en diversos consensos, pero no hay una absoluta unanimidad.

Patrones glabelares

Tras el estudio dinámico pormenorizado de cada paciente se han podido identificar claramente 5 patrones glabelares en concordancia con lo expuesto por de Almeida et al, como se detallará a continuación.

Patrón en “V”

Es el patrón más frecuentemente encontrado en los pacientes del estudio, presentándose 221 mujeres (37,9%) y 31 hombres (38,3%).

Se caracteriza porque la contracción de los m. corrugadores es potente, siendo característica la aproximación y descenso de las cejas en mayor proporción que en los otros patrones que se describirán. En muchas ocasiones, el acusado descenso de las cejas puede afectar a su porción medial o cuerpo, lo que se atribuye a que los m. corrugadores son más largos y cabalgan por encima de las cejas. A esta contracción puede sumarse la de la porción medial del m. orbicular.

El tratamiento con TB puede requerir dosis más elevadas y hasta 3 puntos de inyección, el primero sobre la cabeza del corrugador, el segundo en el cuerpo y el tercero al inicio de la cola (Figura 1). En este grupo se inyectaron 10 Unidades Speywood (US) sobre la cabeza y 5 US en el cuerpo y en la cola, respectivamente.

Patrón en “V”.
Figura 1.
 Patrón en “V”. Paciente número 498, 39 años. La contracción de los m. corrugadores es potente y deprime la parte interna de las cejas hacia abajo y centralmente de forma importante. Obsérvese que la contracción del m. procerus se prolonga por encima de cada ceja hasta alcanzar la línea media, lo que puede requerir dosis adicionales de TB. A) Corresponde a la inyección de 10 US de AboBT‑A depositadas en m. procerus y en la cabeza de cada m. corrugador. B) Corresponde al depósito de 5 US de AboBT‑A efectuado de forma más superficial sobre cada m. corrugador.

Las inyecciones deben realizarse buscando el espesor de los m. corrugadores, ya que existe riesgo de introducir la TB en el m. frontal, lo que produciría la consiguiente “pseudoptosis de la ceja”. Cuando esto sucede el paciente puede describir que siente pesadez sobre la zona medial de la ceja, debido a que se han tratado indirectamente fibras del m. frontal al colocar la TB de manera superficial; aunque no siempre esta situación se acompaña de descenso de la ceja.

Patrón en “U”

Es un patrón cuya frecuencia de presentación es alta, ocupa el segundo lugar. Se caracteriza por la presencia de 2 líneas glabelares verticales y paralelas que, en muchos pacientes ya son apreciables en reposo. Al ser muy característico se ha convertido en popular debido a que aparece en la ficha técnica de las TB comercializadas en nuestro país. En este estudio lo presentaron 164 mujeres (28,1%) y 24 hombres (29,6%).

La contracción muscular produce una ligera aproximación de la cabeza de las cejas, que suele protruir al tiempo que se produce un descenso, en general, menos acusado que en el patrón anteriormente descrito. En algunos casos, al producirse la contracción, la parte medial y la cola de la ceja ascienden.

El tratamiento requirió que la TB se inyectase en el m. procerus y en la cabeza de ambos corrugadores a una dosis de 10 US. Los m. corrugadores son más cortos y solo requieren ser inyectados en la mitad proximal del cuerpo con 5 US (Figura 2).

Patrón en “U”.
Figura 2. Patrón en “U”. Paciente número 23, 38 años, que muestra las líneas glabelares paralelas ascendentes desde la porción interna de las cejas hacia la parte media del m. frontal. A) Inyección de 10 US de AboBT‑A depositadas en el m. procerus y en la cabeza de cada m. corrugador. B) Depósito de 5 US de AboBT‑A efectuado de forma superficial en la porción más medial de cada m. corrugador.

Patrón “convergente”

Es el tercero en frecuencia estadística, correspondiendo a 101 mujeres (17,4%) y a 13 hombres (16%) de los pacientes tratados. En este patrón las cejas aproximan las cabezas en sentido horizontal al contraerse los corrugadores, sin que se produzca descenso de la parte medial ni la cola de estas. Parece ser que existe un equilibrio entre los músculos depresores (m. corrugadores) y los elevadores (m. frontal). Es característico durante la contracción que la piel del párpado superior se repliegue formando a modo de visera o toldo en la zona del canto externo del ojo.

Este patrón normalmente no precisa tratamiento en el m. frontal ni tampoco en el m. procerus. La cabeza del m. corrugador se trató con 10 US en mujeres y 15 US en hombres. Pueden requerirse 5 US adicionales sobre la porción medial de la ceja o del m. orbicular (Figura 3).

Patrón convergente
Figura 3. Patrón convergente en la paciente número 37, 35 años. Este patrón requiere que las inyecciones se realicen sobre las cabezas y parte medial de los m. corrugadores. No suele ser necesario inyectar el m. procerus. A) Inyección de 10‑15 US de AboBT‑A en la cabeza de cada m. corrugador. B) Depósito de 5 US de AboBT‑A efectuado de forma superficial en la porción medial de cada m. corrugador.

Patrón en “omega”

En este estudio ocupa el cuarto lugar en frecuencia; presentándolo 66 mujeres (11,3%) y 8 varones (9,9%). Al fruncir el entrecejo se produce una elevación de la cabeza de las cejas con depresión de su parte medial y de la cola, produciendo un patrón característico que recuerda a la letra omega del alfabeto griego. El levantamiento de las cejas se debe a la contracción del m. frontal en su parte medial.

Es recomendable tratar la cabeza del m. corrugador con dosis estándar o incluso algo superior si se trata de hombres, es decir, 10 o 15 US, evitando la inyección en el m. procerus porque su relajación produciría un balance de elevación a favor del m. frontal. Para contrarrestarlo es adecuado inyectar 5 US, por encima de los puntos de inyección del m. corrugador que, adicionalmente puede requerir 5 US sobre el cuerpo de cada ceja (Figura 4).

Patrón en “omega”
Figura 4. Patrón en “omega” en la paciente número 551, 53 años. La imagen es característica con elevación de la cabeza de las cejas, ocasionando una depresión del cuerpo y de la cola. Obsérvense las arrugas horizontales, mostrando la fuerza de contracción del m. frontal. A) Inyección de 10‑15 US de AboBT‑A en la cabeza de cada m. corrugador. B) Depósito de 5 US de AboBT‑A efectuado de forma superficial en la porción medial del m. corrugador sobre el cuerpo ciliar. C) Inyección del m. frontal con 5 US adicionales a cada lado para relajar el complejo glabelar.

Patrón en “omega invertida”

Es el patrón menos frecuente de los que se han descrito; 31 mujeres (5,3%) y 5 hombres (6,2%) lo presentaban. En este patrón no existe aproximación o elevación de las cejas en la contracción del complejo glabelar, únicamente descenso.

Se debe tratar el m. corrugador con la mitad de la dosis clásica, únicamente 10 US en una sola dosis en cabeza, o bien 5 US en cabeza y cuerpo. Sin embargo, el tratamiento del m. procerus requirió casi en todos los casos 10 US en un solo punto, solo algunos casos precisaron 5 US en 2 puntos. En este patrón es imprescindible el tratamiento de las arrugas nasales, popularmente conocidas como arrugas de conejo (bunny lines); siendo obligatorio analizar previamente la inserción del m. elevador del labio superior y ala de la nariz (levator labii superioris alaeque nasi, LLSAN), para no provocar un descenso indeseado del labio con una posible asimetría de la boca (Figura 5).

Patrón en “omega invertida”
Figura 5. Patrón en “omega invertida” en la paciente número 584, 42 años. Es un patrón complejo porque recluta músculos del complejo glabelar, pero también implica al m. nasal, que requiere ser inyectado. A) Inyección de 10‑15 US de AboBT‑A en el m. procerus. B) Depósito de 5 US de AboBT‑A en la cabeza y parte medial de cada m. corrugador. C) Inyección del m. nasal con 5 US a cada lado para relajarlo y eliminar las arrugas de conejo.

Evaluación

Los pacientes han sido evaluados antes del tratamiento, posteriormente se examinaron a las 2 semanas, 3, 4 y 5 meses para observar si los resultados de relajación iniciales se mantenían.

Resultados

Es destacable el cuidado empleado para ajustar las dosis de TB a cada uno de los correspondientes patrones. De las 583 mujeres tratadas, 531 (91%) respondieron bien a las dosis referidas, solo se inyectaron 2,5 US más en los músculos que exhibían más potencia de contracción. En el caso de los hombres, las unidades se elevaron hasta 5 US en el m. procerus y en la cabeza de los m. corrugadores de los patrones en “V”, “U” y “omega invertida”.

En todos los pacientes se efectuó una revisión 2 semanas después de haber realizado el tratamiento inicial con TB. Solo el 16% (93) de las mujeres precisó 2,5 US en algún punto; en los hombres lo precisaron el 19% (15). Son datos importantes porque dan idea de que el tratamiento se ajustó al máximo a las dosis inicialmente previstas.

La mayoría de los pacientes mantuvieron sus resultados hasta el control de los 4 meses, aunque los pacientes con patrones en “V”, “omega y “omega invertida” ya exhibían de nuevo contracción en distinto grado, lo que deberá tenerse en cuenta para futuras planificaciones de tratamiento. En general, se les aconsejó realizar nuevo tratamiento entre el 5º y el 6º mes.

No se observaron efectos adversos más allá de algunos casos de equimosis de pocos días de duración y alguna pequeña asimetría, que se corrigió fácilmente en el control de 15 días. Es destacable que no hubo ningún caso de difusión de la TBA hacia músculos adyacentes.

Para valorar la satisfacción alcanzada por los pacientes con los resultados obtenidos se tuvo en cuenta un cuestionario basado en una escala GAIS (Global Aesthetic Improvement Scale). El 89% refirieron estar satisfechos o muy satisfechos con el tratamiento realizado de forma global. Solo un 11% de los pacientes se mostró moderadamente satisfecho, especialmente aquellos que exhibían patrones “convergentes” o en “omega”, siendo estos casos los que precisaron unidades adicionales de TB; tras conseguir el efecto de relajación deseado los pacientes se mostraron satisfechos.

Discusión

Estudiar y tratar 664 pacientes ha permitido establecer en nuestro país una idea bien fundamentada de la adjudicación de la población a los patrones estudiados. Además, los pacientes se han distribuido por géneros, buscando si diferían mucho los porcentajes entre hombres y mujeres en cada patrón. En este estudio no hay plena coincidencia entre géneros, pero no difieren demasiado.

De igual manera, cuando se comparan los resultados obtenidos con el estudio de de Almeida (2012), las diferencias más importantes surgen en los patrones en “V”, ya que en este estudio se ha obtenido un promedio del 38%, superior al 32% comunicado por de Almeida9. También en este estudio hay un menor porcentaje de pacientes en el patrón “omega invertida”. Hay que tener en cuenta las posibles correcciones debidas al número de pacientes reclutados en cada estudio, pues en este los pacientes son casi el doble y el rango de distribución es más estrecho.

El resto de patrones siguen distribuciones similares. No se han tenido en cuenta los patrones mixtos, aquellos cuya expresión de arrugas participa en mayor o menor medida de más de un patrón, aunque para no crear una clasificación más numerosa y de difícil manejo práctico se aconseja que cada profesional estudie el patrón en cada paciente para administrar las dosis más convenientes en cada caso.

Si bien, los resultados muestran el orden de frecuencia descrita hasta la fecha, con patrón en “V” seguido de patrón en “U” y convergente (casi el 90% de los pacientes se podrían clasificar en alguno de estos tres patrones), también es cierto que alguno de los pacientes muestran un patrón mixto, en el sentido de poder presentar dos patrones al mismo tiempo (patrón en “U” y patrón en “omega”, por ejemplo), teniendo el investigador que clasificarlos y etiquetarlos en el patrón más dominante de los dos existentes.

Cuando se hacen comparaciones con los patrones de Extremo Oriente, como es caso del trabajo de Kim et al (2013), el grado de discrepancia es mayor respecto del patrón en “U” que en sus estudios aparece como el más frecuente (44,6% sobre 139 pacientes)13, aunque se ha denominado así, es coincidente con el patrón descrito en este estudio como “V”; lo mismo sucede con el patrón descrito como “U” que lo nombran “número 11”, o con el resto, como la denominación “????” al patrón “omega”. Más allá de estas discrepancias, debidas a que las expresiones faciales obedecen a rasgos culturales que, obviamente, deberán ser tenidos en cuenta en un mundo global. Este autor también propicia el estudio ecográfico del complejo glabelar14, lo que sin duda puede contribuir a la mayor precisión al colocar las inyecciones, aunque hace la práctica más farragosa y, en ocasiones, se puede perder de vista lo más importante que es ver lo que acontece en la cara en su conjunto.

Consideraciones similares pueden hacerse sobre el estudio de patrones de Kamar y Quadros (2019) que llegan a identificar 6 patrones en pacientes de la India15. Ya se ha comentado que los patrones puros es difícil observarlos porque todos exhiben ligeras variaciones, más acusadas cuando los pacientes tienen diferente etnia y patrón cultural. Lo que sin duda requiere de un médico avezado en diferenciar las sutiles diferencias de interrelación entre los diversos músculos que intervienen para expresar las sutilezas que nos hacen diferentes.

Estudios recientes con TBA, hablan de un solo punto de inyección en la cabeza de cada m. corrugador, incluso doblando dosis, para evitar la difusión a músculo frontal y que no se produzca el temido efecto de pseudoptosis de la ceja16. Esto cambiaría la metodología de puntos de inyección del patrón en “U” y en “V”, reduciendo de 7 y 5 puntos en glabela a tan solo 3. Es un abordaje interesante, porque el aumento de la dosis puntual alcanzaría un mayor número de uniones neuromusculares redundando en más efecto de relajación con posible mayor duración, aunque esto solo es aplicable a músculos de volumen y no podría extrapolarse a los planos17.

Conclusiones

La importancia de diferenciar determinados patrones de contracción en el área glabelar de los pacientes supone una aproximación más ajustada al tratamiento de esta zona al identificar mejor los músculos implicados, dando lugar a un tratamiento refinado, preciso y que puede prolongar la duración de los efectos relajantes de la TBA.

El conocimiento anatómico unido a inyecciones de localización y profundidad determinada en cada caso puede hacer innecesario que se realicen más puntos de inyección, lo que contribuirá a que la acción de la toxina se limite exclusivamente al músculo tratado y no haya difusión a músculos adyacentes, lo que podría perturbar el equilibrio entre músculos aproximadores, elevadores y depresores.

No cabe duda de que el avance del conocimiento adecuado de aplicación de la TBA, junto a un plan individualizado de cada tratamiento redundará en mayor satisfacción de nuestros pacientes.

Declaración

El autor declara que ha seguido el protocolo expuesto en su centro de trabajo, obteniendo el consentimiento informado sobre publicación de datos de pacientes y fotografías, autorizando la publicación de estos.

El autor no ha recibido ningún tipo de financiación para llevar a cabo este artículo, así como que no posee ningún otro conflicto de intereses con los materiales mencionados.

Agradecimientos

El autor quiere agradecer a la Dra. Juana Deltell Canales su asesoramiento y consejo para realizar este artículo científico.

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